Generalmente, la buena postura está relacionada con la buena educación y el porte, pero en realidad su importancia va más allá de eso. Una buena postura no puede evitar deterioros notables en la salud, a corto o largo plazo.
Mantener una buena postura es esencial en nuestra vida diaria. Una mala postura corporal puede afectar nuestra salud y funcionamiento, así como nuestra estatura, equilibrio y movilidad, o simplemente la imagen que damos a los demás.
Es muy común sentir dolores de cuello y columna. Aunque muchas veces los atribuimos al estrés o cansancio, el problema constantemente tiene que ver la forma en que manejamos nuestro cuerpo. La mayoría de la gente no presta importancia a los hábitos de postura, hasta que empiezan a tener dolores de espalda y otros problemas de salud más graves.
Una mala postura con el cuerpo inclinado hacia adelante o exageradamente recto dificulta la respiración y puede generar lumbalgia, escoliosis y lordosis (dos desviaciones de la columna), comprimir los órganos de la digestión y provocar molestias digestivas. Por este motivo, es importante tratar de mantenerse siempre erguido.
Una postura correcta se realiza de la siguiente manera:
- Cuello: se mantiene erguido.
- Hombros: Hacia abajo y hacia atrás en la línea recta.
- Tórax: Se mantiene elevado.
- Abdominales: Se contraen (aplana la zona).
- Brazos: Cuelgan al costado del cuerpo.
Si se está de pie:
- Rodillas: Se mantienen derechas para asegurar mayor firmeza.
- Pies: Deben estar en forma paralela y el peso del cuerpo debe estar bien repartido entre ambos.
Si se está sentado es muy importante que los isquiones (huesos localizados en los glúteos, debajo de la cadera) estén bien apoyados sobre una superficie firme. Las caderas, rodillas y tobillos deben formar un ángulo recto para sostener todo el peso del cuerpo.
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