Cambiar la almohada con la que dormimos cada noche es un tema de gusto, higiene y comodidad, sin embargo, antes de tomar una decisión guiada por costumbres aprendidas, es conveniente que conozcas información relevante sobre este tema y así puedas tomar una postura más informada.
¿Cómo sé si tengo que cambiar la almohada?
Nuestra almohada para dormir es una gran compañera y cada uno/a de nosotros/as se acomoda a un tipo específico y básicamente porque cada ser humano tiene maneras peculiares de dormir. Desafortunadamente, una almohada no puede durar para siempre.
La utilización y materiales de una almohada, pueden hacer que el tiempo de uso de este artículo varíe. Hay personas que confiesan dormir con la misma almohada desde hace 10 años y que está perfecta como el primer día que la compraron.
De acuerdo con expertos/as en el descanso, lo saludable sería cambiar la almohada para dormir cada 18 a 24 meses, el período podría ser más corto o extenderse un par de años más, básicamente depende de si usamos demasiado la almohada o no.
Si no estás seguro/a si llegó la hora de cambiar la almohada con la que duermes, toma nota de las siguientes señales:
Sentir dolor de cuello al despertar
Este dolor característico en el cuerpo al levantarse cada mañana, es la señal más importante que puede indicar el momento de cambiar la almohada. Tiene su origen porque es probable que el soporte y relleno de la almohada se haya desgastado o deformado por fin.
Tiempo de uso de la almohada
Aquí toca hacer cuentas, procura tener a la mano la fecha exacta o cercana en la que adquiriste tu almohada. Si llevas más de 10 años con la misma y aunque no te produzca dolor, lo más recomendable es cambiarla por higiene.
Esto se debe a que el relleno puede guardar alérgenos, son partículas microscópicas que llegan a producir alergias y molestias en la piel.
El relleno se hace bola y no vuelve a su forma
La apariencia física de tu almohada, también puede decirte claramente si es momento de cambiarla por una nueva.
A menos que sea de muy mala calidad el relleno de la almohada, que con la primera lavada se deforme, por lo regular cuando se ha usado lo suficiente esta pieza, las fibras del relleno se rompen por el desgaste natural y es cuando se forman estas bolas en el interior.
También puede ocurrir el caso contrario, en donde el relleno en lugar de hacer bolas se aplane, convirtiéndose prácticamente en una tabla.
Lo cual también es negativo para la cabeza, cuello y hombros porque no contarán con el soporte y comodidad necesarios a la hora de dormir.